EDITORIAL: By Pass de 28 de julio

Foto: El Comercio

La obra anunciada por el alcalde de Lima Metropolitana, Luis Castañeda Lossio, y que se está

llevando a cabo pese a los cuestionamientos, mantiene en descontento a cierta parte de la

población limeña, así como tampoco convence a organismos independientes ni estatales.

El pasado martes 16 de junio la Contraloría General de la República en un comunicado resaltó

varios puntos (ojo: ya organizaciones independientes lo habían resaltado) que podrían suspender

la ejecución de la obra.

Por ejemplo, la Contraloría menciona que la Municipalidad no ha cumplido con los procedimientos

que el Decreto Legislativo 1012 exige para la modificación de la concesión del proyecto Línea

Amarilla, la cual se vio afectada por la modificación del contrato de fideicomiso del Proyecto Río

Verde por las obras del bypass de 28 de julio.

Otro punto al que se refiere es que la obra debe cumplir los procedimientos que el Sistema

Nacional de Inversión Pública exige, en el que una modificación en un contrato o adenda requiere

la autorización del Ministerio de Economía y Finanzas. Recordemos que Patricia Juárez, teniente

alcaldesa, lo había negado.

Por último, esta obra también afectaría, según la Autoridad Autónoma del Tren Eléctrico, una

estación de la futura Línea 3 del Metro. Además fuentes del Ministerio de Transporte y

Comunicaciones, en declaraciones a La República, confirmaron que este bypass se superpone a la

línea 3 del Metro. ¿Acaso no estaba previsto por parte de la Municipalidad de Lima?

¿Qué le pasó a la Municipalidad de Lima con la sustentación y la aprobación de este bypass que ya

se encuentra en ejecución? Esperemos la respuesta en estos días. Mientras tanto, curiosamente,

Lima no puede parar, y el alcalde lo sabe muy bien.