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[EDITORIAL] Grupo México: Antecedentes que contaminan

  • Foto del escritor: prensacafe
    prensacafe
  • 1 jun 2015
  • 2 Min. de lectura

El 6 de agosto del 2014, los habitantes de la comunidad de Bacanuchi del municipio de Arizpe (noreste de Mexico) despertaron desconcertados por el derrame tóxico de 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre que tiñeron de rojo las aguas de los ríos que llevan el nombre de su comunidad. ¿La causa? Una falla técnica en una presa de lixiviados localizada en la parte alta del afluente del río Sonora.


La responsable del proyecto resultó ser la Mina Buenavista del Cobre, propiedad del Grupo México en la zona de explotación cuprífera de Cananea, en el estado de Sonora. Este Grupo además de ser el propietario de la Mina Buena Vista del Cobre, es a la vez propietaria de la minera Southern Perú, que tiene a cargo la ejecución del proyecto Tía María en nuestro país. La contaminación de los ríos Bacanuchi y Sonora ha sido catalogada como la peor contingencia ambiental en la historia de México, afectando a cerca de 25 mil habitantes de la comunidad de Bacanuchi, Aconchi, Banámichi, Baviácora, San Felipe de Jesús, Huépac, Ures y pobladores de la zona rural del noreste de Hermosillo.


El derrame afectó el consumo de agua potable y, por consecuencia, las principales actividades económicas como la ganadería y agricultura de la sierra media del noreste de Sonora. Así como la salud de 19 personas y unos siete mil productores agropecuarios y pesqueros, además de empresarios comerciales, industriales y turísticos. El Grupo México asumió la responsabilidad y cubrió los gastos de lo perjudicado con una multa de 40 millones de pesos impuesta por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), y a su vez con el depósito de 2 mil millones de pesos en un fideicomiso para reparar los daños por el derrame.


En el Perú, el grupo corporativo minero busca imponer un proyecto a costa de un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) cuestionable en su primera fase con 138 observaciones de acuerdo a la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS). Y no solo ello, Tía María no cuenta con licencia social para su ejecución. Los antecedentes de contaminación marcan una pauta sobre el actuar del Grupo México: lo ocurrido en sus propias tierras son el escenario de la escasa garantía para hablar de futuros beneficios en nuestro país.

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Foto: Archivo La República

 
 
 

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